Los tan sonados y disonantes festejos Bicentenarios, con sus monumentos a la corrupción y saldos rojos en el herario público, tuvieron la contraparte en acciones y obras que señalaron el fracaso de México como proyecto de nación a 200 años de su Independencia y a 100 años de la Revolución.
La acción Concierto para Tres Machetes, realizada el 25 de noviembre de 2011 en Ex Teresa Arte Actual por Miguel Rodríguez Sepúlveda y 3 voluntarios (Tania Bello, Ricardo Atl y Therika Mayoral) empleó la figura del machete, arma y herramienta multifuncional icónica representativa del campesino y símbolo por antonomasia de los levantamientos armados populares del país: desde la Revolución de 1910 hasta el movimiento de San Salvador Atenco en 2006, donde figuró fuertemente en la imagen gráfica, portando consignas como “presos políticos libertad”; el machete, así, vuelto estandarte de los movimientos populares en México.
Además de las claras connotaciones histórico-políticas implícitas en el empleo del machete, la pieza retoma un tema recurrente en el trabajo de Miguel Rodríguez Sepúlveda: la entropía, la pérdida de energía, el desgaste.
La acción consistió en desbastar tres machetes con afiladoras eléctricas hasta reducirlos a la mitad de su tamaño, aproximadamente. La línea de tres afiladoras operaba simultáneamente; las huellas más perceptibles del desgaste, de ese acto post-escultórico: chispas, ruido de metal sobre piedra. En el suelo, un creciente halo de fino polvo metálico, similar al detritus de un lápiz recién afilado. La referencia no es casual, ya que la acción es paráfrasis de la obra de John Baldessari The Pencil Story (1972-1973)
Formalmente, la acción recordaba al Pieza sonora sin título para cuatro máquinas, realizado por Enrique Ježik en 2003 en la Sala de Arte Público Siqueiros, pero ciertas diferencias notables de sentido y empleo de recursos distinguen a Concierto para Tres Machetes de este claro antecedente. Si, en ambos casos hay el empleo de maquinaria, cortando o afilando metal y emitiendo una cascada de chispas en un performance tanto visual como sonoro; la diferencia radica en el sentido, justo en el punto del desgaste del discurso del movimiento armado, del fracaso del alzamiento popular. La cascada de chispas, triste eco de los fuegos artificiales de un festejo Bicentenario hueco, sin sentido y abocado netamente a la espectacularización de la historia nacional, fue proyectado a 3 pantallas para meter el dedo en la llaga de la escala mediática y desporporcionada de los festejos. No con poco humor negro, la acción de afilar cada cuchillo era un mensaje cifrado en clave Morse: ···- ·· ···- ·- — · -··- ·· -·-· — -·-· ·- -··· ·-· — -· · ···
Bárbara Perea
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